Caterina Pino Iglesias Guernica


EL GUERNICA DE PICASSO
UN REFLEJO DE LA HISTORIA DEL S.XX

La historia española del s. XX fue una constante muestra de acciones bélicas y de represión; la dictadura fue el modo de estado durante más de la mitad del siglo y antes de ella hubo una guerra civil. Todos estos factores políticos pasaron también a afectar socialmente y por supuesto a lo que respecta a las artes, tanto en literatura como en pintura hubo momentos de censura en cuanto a algunos temas y muchos de los artistas tuvieron que emigrar a otros países al igual que muchas otras personas para poder seguir con sus vidas y que su forma de pensar y ver la realidad fuera libre; como pudo haber sido en la Segunda República española, hecho anterior a lo narrado.
No solo en España la guerra salió a la luz si no que en este siglo también hubo enfrentamientos entre países europeos, que con ideologías expansionistas hacen que se propaguen bélicos enfrentamientos y que termine por ser una segunda guerra mundial donde todo el mundo y sobre todo las grandes potencias mundiales se retan para saber quién puede más; al igual que en la península ibérica estos efectos fueron notados en la sociedad, no solo por la opresión y la muerte de civiles que conlleva sino que también se hace ver en las obras artísticas como es en este caso en las obras de Pablo Ruíz Picasso.
Este personaje relevante en el mundo artístico de este siglo y  en el que actualmente vivimos por ser un gran artista con personalidad y carácter en sus trabajos y también porque supo representar a su modo de ver a realidad, realidad que figura Picasso impresionante.
Nació en 1881 en Málaga, una provincia sureña de España, pero su familia se muda y el con la edad de 7 años, el joven artista llega a Barcelona con sus parientes y allí comienza a verse con otros artistas contemporáneos del momento, posteriormente entre los años 1901 al 1904 alternó el lugar de su residencia entre tres grandes ciudades del momento Madrid, París y la ya dicha Barcelona; en este momento Picasso tomaba un carácter nuevo para sus pinturas, lo que pasaría a llamarse la etapa azul de sus obras, esta etapa azul está muy relacionada con el simbolismo que él conoce en Francia.
Y es en 1904 cuando se muda de un modo fijo a la capital francesa, allí conoció a grandes artistas contemporáneos de los cuales se ayudó y aprendió, lo que hizo que su arte se viese relacionado con dichos pensamientos o formas de interpretar o producir arte. Las fases que Picasso pasó artísticamente a partir de este momento son esenciales para su obra, tras la etapa azul, viene una en la que el pintor utiliza en vez de tonalidades fría como hacía en aquella etapa a unos colores más cálidos, tonos rosas y tierras, siguiendo su trayectoria artística la siguiente de las etapas fue una de las más importantes, con la creación de la obra Les demoiselles d’Avignon ya que gracias a los contractos que mantuvo con otros pintores y artistas del momento en concreto con el pintor George Braque quien inicia el cubismo y así, de este modo, Picasso comienza a conocer este estilo representativo en su arte. Desde este momento ambos relaizan una serie de avances en esta técnica  pero unos años más tarde lo va abandonando para centrarse en unas líneas más clásicas, pero nunca lo retirará del todo ya que con el golpe de estado de 1936 por parte del ejército y con él la Guerra Civil española aplica todo el sentimiento patriotita y republicano a sus obras, en concreto al Gernica, en la que se muestra como las gentes de ese pueblo vasco fueron bombardeadas por tropas alemans en 1937.
En un primer lugar esta pieza, solo iba a ser un mural mandado hacer a Picasso por el gobierno de la II República española para una Exposición Universal de París de ese mismo año, el autor conmovido por lo sucedido en Gernica y crítico con la situación del momento expuso ese tema en el dicho mural.

Esta obra en blanco y negro y como si parecieran recortes superpuestos que crean formas y personajes abstractos que simbolizan lo que estaba ocurriendo en ese momento. La idea de que fuera en blanco y negro, Picasso, la tomó de las fotografías hechas de la masacre real.
En un principio el artista contemporáneo hizo un boceto del cuadro, en el que las figuras estaban ordenadas, y posteriormente siguiendo una serie de pautas propias, ideas que brotaban de su cabeza, comenzó a desordenarlas y crear la obra maestra. Cada figura está dotada de irregularidad y el modo de pintarlas es poco natural, como por ejemplo en el caso del fuego (derecha del cuadro) o la luz que brota de la lámpara, representados con formas triangulares. Que finalmente se convertiría en un lienzo pintado al óleo.
Los símbolos más relevantes y que muestran la cruda realidad del momento son, de izquierda a derecha en el cuadro: en primer lugar el toro pintado de dos colores, el blanco y el negro, simboliza a España como símbolo tradicional de nuestro país, pero también Picasso trata de afianzar con este animal la brutalidad; justo en el espacio inferior al toro se puede ver a una mujer con la cabeza doblada, como mirando al cielo, mientras se lamenta de la muerte de su hijo, al que lleva en brazos es un símbolo del dolor  y el sufrimiento y algunos especialistas ven una relación en cuanto a la forma con la Piedad de Miguel Ángel, pieza situada en la basílica de San Pedro en el Vaticano.
Desviando la vista hacia la zona central del cuadro, en un primer plano podemos ver la lámpara, que colgada del techo e irradiando con su bombilla hace muestra de lo que en la realidad sería el avance tecnológico de la sociedad y como este se utiliza también para hacer el mal, como es en este caso la guerra. Debajo de esta, se encuentra la pieza central de la pintura, el caballo, que al igual que la mujer con el hijo en brazos chilla con la cabeza doblada hacía un lado mientras su cuerpo se retuerce en otro sentido, está compuesto de varios colores (blanco, negro y un papel escrito), en su costado se ve clavada una lanza lo que nos hace ver que el caballo está herido; Picasso en este caso se referirá con esta figura es al honor de la patria hundido por el desastre, como una alegoría de la muerte. Es importante destacar que ambos animales tienen en el interior de la boca, substituyendo a una lengua, unos pinchos en forma de cono puntiagudo.
Entre los dos animales hay un tercero, casi invisible, ya que está pintado del mismo color que el fondo y solo se remarca de este por una raya blanca; es la paloma, ave que a lo largo de nuestra historia simbolizó la paz y que por su compostura en el cuadro, con un ala que parece rota y la cabeza mirando hacia arriba con el pico abierto, simbolizaría la ruptura con ella.
En la parte inferior central se encuentra un guerreo desfallecido, muerto; al que solo se le representa con los brazos extendidos y parte de su tronco con el busto, en una de sus manos agarra una espada rota y una flor; el guerrero caído representa las consecuencias de la guerra, la muerte y la flor y la espada simbolizarían por una parte el honor caído y la flor un símbolo de esperanza entre tanta masacre.
Por último la señora situada en la parte derecha del cuadro que sale de la casa con una vela en la mano, con gestos de tristeza, al representar esta figura Picasso, según los estudiosos, figuró a una república casi desvanecida. Hay también una serie de figuras más que muestran el dolor y lo ocurrido en esa localidad vasca.


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